Elizabeth Ocaña: El aprendizaje del tablao no se paga con nada

Elizabeth Ocaña

A un año de salir del colegio Elizabeth Ocaña no tenía muy claro su futuro. Trabajaba en un centro comercial y estaba desmotivada, por eso decidió tomar clases de baile a pesar de considerarse tímida. Cerca de su casa estaba La Fragua, allí se encontró con el flamenco, lo consideró difícil, pero quizás ese fue uno de sus primeros atractivos para ella. A la cuarta sesión resolvió: “Esto es lo que quiero hacer para el resto de mi vida”.

 

A poco andar  no lo dudaba, Elizabeth Ocaña sentía que el flamenco era lo suyo y no quiso estudiar nada más.  Con sólo algunas clases en el cuerpo habilitó un espacio en su pieza para ensayar y para su primer tablao como alumna se preparó con esmero. Como ella misma dice, “rayó” con el flamenco y no paró hasta hoy.

 

¿Cuándo decides dedicarte a bailar profesionalmente?
Nunca lo planifiqué, lo único que sabía era que tenía que aprender. Si volviera atrás no tomaría las mismas decisiones. Fui absolutamente kamikaze.

¿Por qué fue así?
No lo sé. En un principio creo que nadie de mi familia pensó que seguiría. Recuerdo que para el primer tablao en el que participé me preparé mucho. Mi mamá sólo me miraba, seguramente pensó que era algo temporal.
En un principio pensé en estudiar danza, pero mis papás no me iban a pagar la carrera. Y aunque ellos se preocupaban para que yo tuviera un título, después de un tiempo les dije que me quería dedicar al flamenco.

¿De qué manera fuiste construyendo tu aprendizaje del flamenco?
Mis grandes maestros han sido Pancho (Francisco Delgado) y Angélica (Cires), especialmente Francisco. De él, lo que más rescato, aunque suene raro, es su desapego, tanto en las clases como en el escenario.
Con Pancho siempre tuve la sensación de lanzarme al vacío al momento de bailar, porque siempre me motivó a ser autónoma, de estar segura de lo que hacía, de jugármela aunque me equivocara. También comprendí que la técnica es un trabajo individual, que en las clases hay que estar siempre alerta, de escuchar el cante y la guitarra.
Con Angélica aprendí algo muy importante: ser metódica, repetir una y mil veces algo hasta que salga bien.

Companerita_Elizabeth Ocaña¿Cómo diste forma a tu estilo de baile?
Aprendo mucho de mis compañeros y he tenido la oportunidad de trabajar en compañías como Alma Tierra, junto a Pancho Delgado y “Compañerita”, con Constanza Mardones, en espectáculos como “De lo nuestro” y “Compañerita prima mía de mi alma”.
En general me cuesta hablar de “mi” baile, porque es algo mutable y va cambiando con el tiempo, lo único constante es el amor que siento por el flamenco. De todos modos, la forma como bailo tiene que ver con el carácter, eso siempre va a sobresalir en el escenario.

¿Y cómo es tu carácter?
Ha cambiando con los procesos de vida por los cuales he pasado. Después de mi enfermedad (uveitis) tuve transformar mi manera de bailar y encontrar una forma aguantar arriba del escenario, fue así como tuve que darle más aire al baile, a hacer pausas.
Cuando estuve enferma me di cuenta que lo más importante no era bailar en el escenario, que lo fundamental era sólo bailar. Si me quedaba hacerlo en una sala de clases, de todas formas iba a estar bien. Además, mi enfermedad es compleja, puede volver en cualquier momento y no sé hasta cuando pueda bailar, eso hace que tome cierta distancia frente al futuro, pero tampoco significa que no sea rigurosa conmigo y con los demás.

En tus clases, ¿cómo transmites es necesidad de búsqueda personal en el baile?
La profesora o profesor enseña la base, pero es la alumna o alumno el que tiene encontrar esa forma, que se sólo logra buscando en uno mismo. Yo me propongo no sólo enseñar una coreografía sino también guiar.
Lo que se aprende en la academia es simplemente un camino para decir algo, para expresar lo que sientes en relación a la guitarra y el cante, pero para saberlo tienes indagar y probar.
Además, teniendo en cuenta que el flamenco es un trabajo inestable, lo más importante es la excelencia que podamos lograr. Cuando se baila, hay que poner el corazón y no dejar que se enfríe, de lo contrario se muere la creatividad y se hace mucho más difícil mantenerse en esto.

¿Quiénes son tus referentes en el baile?
El flamenco tradicional es lo que más me gusta, los bailaores que son puro carácter siempre me atraen. Artistas como Concha Jareño o Marcos Flores me encantan y veo mucho sus bailes, pero soy respetuosa con esa línea de trabajo porque no tengo formación de bailarina y no tiendo a hacer algo que no sé. En ese sentido creo que hay que tener mucho cuidado con adornar demasiado los bailes cuando no tienes las herramientas, a la larga se nota cuando no eres capaz de sostener algo real.

Flickr_Elizabeth_2¿Te interesa dirigir un propio montaje?
Como bailaora me falta demasiado para empezar a dirigir o tener una escuela. Primero hay que aprender a obedecer antes de pararte y dirigir. Sólo estando bajo un mando puedes pasar a dirigir y hacerlo con armonía, sabiendo lo que quieres.

¿En qué proceso te encuentras hoy?
Hoy busco peso en el flamenco, siento la necesidad de bailar por seguiriyas o soleá y quiero hacerlo “por derecho”.

¿Qué elementos se requieren para llegar a bailar “por derecho”?
Al principio queremos hacerlo todo, pero con el tiempo te vas dando cuenta que es necesario tener más temple, tranquilizarte, respirar, no bailar con una coreografía 100% aprendida. Para alcanzar ese estado se requiere de un trabajo interno, del conocimiento del palo, saber que la letra se remata en cierto momento, entre otros aspectos. Eso busco yo, busco el peso de los palos más jondos.

¿Cuál es el camino para alcanzar esa profundidad en el baile?
El tablao, porque allí se puede improvisar. Para mí esa es la verdadera escuela. Tal vez es un trabajo menos remunerado, pero vale la pena porque ese aprendizaje no se paga con nada, ahí realmente se aprende a bailar flamenco.

¿En qué proyectos te encuentras actualmente?
Acabo de presentarme junto a Constanza Mardones y Paz Beca en un tablao que denominamos “Tres” y estoy dando clases en La Fragua.  En términos de largo plazo, tengo muchas ganas de viajar a España. Ese es un tema pendiente para mí, aunque sé también que a veces se cree que estando allá te vas a “iluminar”, lo que no necesariamente es así.

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